Los “Fiordos Leoneses” de Riaño
El Pantano de Riaño, conocido como los “Fiordos Leoneses”, ofrece un paisaje de montañas escarpadas y aguas serenas que recuerdan a los famosos fiordos nórdicos. Este rincón de León combina naturaleza, historia y aventura, convirtiéndose en un destino recomendable para los amantes del aire libre. Descubre en este post lo que hace único al Pantano de Riaño, sus actividades destacadas, y su fascinante historia.
1. Un Paisaje que Sorprende: Belleza Natural y Vistas Panorámicas
El Pantano de Riaño, situado en la Montaña de Riaño y Mampodre, es un embalse rodeado de montañas majestuosas, que crea un paisaje espectacular similar a los fiordos de Noruega. Con sus aguas profundas y reflejos perfectos, se ha ganado el apodo de los "Fiordos Leoneses". Este embalse fue creado en 1987 al represar el río Esla, inundando el antiguo valle y formando un cuerpo de agua que, desde entonces, ha cautivado a visitantes con su belleza serena y salvaje.
Desde el Mirador de Valcayo, uno de los puntos más destacados, se puede contemplar una vista panorámica inigualable de las montañas reflejadas en el agua, especialmente al amanecer y al atardecer, cuando la luz suaviza los contornos y realza los colores. Además, el Pico Gilbo, conocido como el "Cervino Leonés" por su forma piramidal, es una referencia visual impresionante y un punto popular para los excursionistas que buscan vistas espectaculares.
Curiosidad: El embalse tiene una capacidad de 651 hectómetros cúbicos y cubre 22 kilómetros cuadrados, proporcionando un recurso hídrico crucial para la región y oportunidades recreativas para locales y turistas.
2. Actividades Recomendadas: Deporte y Aventura en los Fiordos Leoneses
El Pantano de Riaño no es solo un lugar para disfrutar del paisaje, sino también un paraíso para los entusiastas de los deportes acuáticos y de montaña. Las tranquilas aguas del embalse son ideales para el kayak y el paddle surf, permitiendo a los aventureros explorar las calas escondidas y los rincones menos accesibles del pantano. Además, las rutas de senderismo alrededor del embalse, como la Ruta de los Miradores de Riaño, ofrecen recorridos variados con vistas espectaculares.
Para los más intrépidos, el barranquismo en los alrededores proporciona una emocionante forma de experimentar el terreno rocoso y las cascadas cercanas. En invierno, la zona se convierte en un destino para los aficionados al esquí de fondo y las raquetas de nieve, que disfrutan del paisaje nevado y las rutas tranquilas.
Consejo: No te pierdas la Travesía de los Fiordos Leoneses, una ruta guiada en kayak que permite descubrir la historia y la geología del pantano desde una perspectiva única en el agua.
3. Historia y Cultura: El Legado de los Pueblos Sumergidos
La creación del Pantano de Riaño supuso la desaparición de nueve pueblos, cuyo legado perdura en la memoria y la cultura de la región. El antiguo Riaño, junto con otras aldeas, fue trasladado antes de que el agua cubriera el valle. El nuevo Riaño se construyó en una ubicación más alta, y en él se encuentran réplicas de algunos de los edificios históricos que se perdieron, como la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, que alberga un pequeño museo sobre la historia local.
Una de las características más conmovedoras es el Hórreo de Hormas, un antiguo granero trasladado desde el pueblo sumergido de Hormas, que ahora se erige como un símbolo de la resistencia y adaptación de la comunidad local. Además, el Museo Etnográfico de Riaño proporciona una visión profunda de la vida tradicional en la región antes de la inundación, exhibiendo objetos, fotografías y relatos orales de los antiguos habitantes.
Dato Interesante: Durante los periodos de sequía, es posible ver los restos de los antiguos pueblos emergiendo del agua, un testimonio del pasado que resurge y ofrece una conexión tangible con la historia de la zona.